Por el aumento de la obesidad y la diabetes en el mundo (de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, ésta afecta a más de mil millones de adultos alrededor del globo y se ha convertido en una epidemia), durante los últimos años se han intensificado las críticas al azúcar y al jarabe de maíz alto en fructosa (un sustituto del azúcar utilizado en la producción de alimentos, especialmente de gaseosas).
Después de investigar temas de nutrición y salud por más de diez años, el investigador Gary Taubes publicó en abril de 2011 un extenso artículo en el New York Times que explica el tema en detalle.
Resumiendo las explicaciones, la clave se encontraría en la forma en que el cuerpo humano procesa la fructosa:
- El azúcar refinada está compuesta de una molécula del carbohidrato glucosa unida a una del carbohidrato fructosa (una mezcla 50-50 de los dos), mientras que el jarabe de maíz alto en fructosa tiene un 55% de fructosa y 45% de glucosa. La fructosa es el doble más dulce que la glucosa y distingue a estos productos de otras comidas ricas en carbohidratos como el pan o las papas.
- Una vez en el intestino, la glucosa es metabolizada por todas las células del cuerpo, pero la fructosa es metabolizada principalmente por el hígado. A más consumo de azúcar o jarabe, más fructosa y, por lo tanto, más trabajo para el hígado.
- La velocidad con la que trabaja el hígado puede afectar cómo procesa este componente. Por medio de diversos estudios en animales, se ha comprobado que si la fructosa llega al hígado en suficiente cantidad y con suficiente rapidez, el hígado convierte mucho de ella en grasa.
- Estudios indican que un hígado graso provoca resistencia a la insulina. ¿Qué es esto? El cuerpo secreta insulina en respuesta a los alimentos ingeridos, para mantener los niveles de azúcar controlados después de una comida. Cuando las células son resistentes a la insulina, tu cuerpo (más específicamente, tu páncreas) responde a los niveles altos de azúcar en sangre secretando más y más insulina. Eventualmente el páncreas no puede mantener la demanda o se rinde, tu nivel de azúcar en la sangre sube fuera de control, y tienes diabetes.
- Por más que no contraigas diabetes, los niveles elevados de insulina en la sangre tienen efectos negativos por sí mismos: se genera un aumento de los triglicéridos y de la presión (presentando riesgo de enfermedades cardíacas), una baja en los niveles de HDL colesterol (el “bueno”), y todo empeora la resistencia a la insulina.
“Es bastante probable que sea cierto que el azúcar y el jarabe de maíz alto en fructosa, por la inusual forma en que nuestro cuerpo metaboliza la fructosa y por los niveles en que estamos consumiéndola en este momento, provoquen que se acumule grasa en nuestro hígado, condición seguida de resistencia a la insulina y síndrome metabólico, y que todo ello inicie el proceso que lleva a enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad”, cierra el investigador.
¿Azúcar = Cáncer?
Taubes va más allá. Explica que la insulina (así como otra hormona conocida como Factor de crecimiento insulínico) promueve el crecimiento de tumores.
“Las células de muchos cánceres humanos llegan a depender de la insulina para recibir el combustible y materiales que necesitan para crecer y multiplicarse. Si el azúcar causa la resistencia a la insulina (y la resistencia a la insulina causa la excreción de más insulina por parte del páncreas), entonces la conclusión de que el azúcar causa cáncer es difícil de evitar. Algunos cánceres, aunque sea”.
Agrega que el cáncer maligno y la diabetes eran enfermedades relativamente raras en poblaciones que no tenían dietas occidentales, y que sondeos indican que una persona obesa o diabética tiene más posibilidades de contraer cáncer que una que no lo es.
No apta para menores
A la investigación de Taubes se sumó un estudio publicado en Nature esta semana por Robert Lustig, investigador de temas de obesidad infantil que fue uno de los que reavivó la polémica en torno al azúcar.
En una nota en el National Post, Lustig y el grupo de investigadores proponen limitar el consumo de azúcar aumentando los precios de las gaseosas o incluso prohibiendo la venta de las mismas a chicos por debajo de los 17 años.
Consume a tu propio riesgo
Finalizando su investigación en el New York Times, Taubes se encarga de aclarar que no existe consenso científico concluyente para determinar que, en efecto, el azúcar es la causante del hígado graso, la resistencia a la insulina y las enfermedades que éstos traen.
Sin embargo, la evidencia proveniente de estudios en animales y de pruebas en humanos con altas dosis de fructosa pura son concluyentes con la hipótesis y parecen ser causa suficiente para evitar las bebidas altas en azúcar y bajar el consumo de dulces dramáticamente. O para seguir consumiéndolas, a tu propio riesgo.
¿Qué opinan? ¿Les preocupa el consumo de azúcar?
Vía | blogs.tudiscovery.com
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